Ciertos hábitos pueden tener un impacto significativo en la higiene de tu sala de depilación. Por ejemplo, no limpiar regularmente la habitación o las herramientas utilizadas para encerar puede provocar la acumulación de suciedad, bacterias y gérmenes. Del mismo modo, no seguir prácticas sanitarias adecuadas o no lavarse las manos con frecuencia también puede provocar la propagación de infecciones.
Otros hábitos que pueden impactar negativamente en la higiene de la sala de depilación incluyen no desechar adecuadamente la cera usada, reutilizar la cera, usar productos vencidos y no usar guantes durante el proceso de depilación. Todo esto puede crear un caldo de cultivo para gérmenes y bacterias, lo que genera riesgos potenciales para la salud tanto del cliente como del esteticista.
Es importante seguir prácticas de higiene adecuadas y mantener una sala de depilación limpia y organizada para garantizar la seguridad y comodidad de todos los clientes.